
Una comisión de padres y maestros solicita la construcción urgente de un edificio público en el municipio, que cada año tiene más habitantes
Fuente: La Capital
Pese a que su población crece exponencialmente año a año, el municipio de Pueblo Esther cuenta con un solo jardín de infantes y una sola escuela primaria pública para albergar a todos los niños y niñas de la ciudad. Esta situación crítica no es nueva y fue expuesta como preocupante por una comisión que desde hace años viene activando el reclamo ante el Ministerio de Educación de Santa Fe.
Familias Pro Escuela es el nombre de la organización creada bajo impulso de la cooperadora de la Escuela Primaria José Hernández con el objetivo de presentar una demanda colectiva ante las autoridades provinciales. La organización está conformada por docentes, miembros de la cooperadora escolar y familias de los niños y niñas que asisten a la única escuela con la que cuenta Pueblo Esther.
Leila de Oña es docente, miembro de la cooperadora e integrante de este colectivo. En diálogo con La Capital cuenta el largo derrotero de luchas que la organización sostiene por reclamar una escuela que brinde condiciones edilicias óptimas y calidad educativa a toda la población de la cuidad.
Según ella, el proceso se remonta a 6 años, cuando se creó el Jardín Nº 326 que fue inaugurado sin contar con edificio propio y sin la creación de cargos de asistentes escolares. Para paliar la carencia edilicia del Jardín, la escuela primaria le prestó tres aulas para su funcionamiento, mientras que para subsanar la carencia de cargos, la provincia —en ese momento bajo la administración anterior— decidió la contratación de personal y el costeo de esos contratos con dinero del Fondo de Asistencia Educativa (FAE).
Pero según explica la docente, esos fondos no pueden utilizarse para el pago de sueldos, lo que implicó una menor disponibilidad de recursos para el mantenimiento de la infraestructura escolar.
La situación se tornó aún más compleja con el sostenido crecimiento de la población, a causa de los constantes loteos.
Según sus relatos, cuando la escuela primaria no podía acoger a todos sus alumnos se construyeron dos aulas más en el piso de arriba, una con fondos de la cooperadora y otras con fondos que envía la provincia.
Aún así, se llegó a la situación en la que la escuela ya no encontró espacio para sus actividades y comenzó a utilizar la biblioteca como aula para dar clases.
El nivel inicial afrontó la misma problemática, por lo que fue necesario alquilar una casa que comenzó a funcionar como anexo del Jardín.
De Oña aclara que sin esa locación hoy habría tres salas enteras de niños y niñas de nivel inicial que no hubiesen podido acceder a la escolaridad.
En el año 2017, durante la administración nacional de Cambiemos, se compró un terreno en Virasoro y Cabildo y se adjudicó la obra para la construcción de un nuevo Jardín que debía ser terminado en ese mismo año. La obra comenzó pero solo se concretó en un 34 por ciento y luego se paralizó por el incumplimiento de la Nación.
La situación se complicó año a año. Cada vez que la escuela no pudo responder a la demanda de inscripciones de la población por falta de capacidad. La preocupación de la dirigencia local condujo entonces a que en diciembre de 2019 el Consejo Deliberante del municipio de Pueblo Esther declare mediante ordenanza Nº 05/2019 la emergencia educativa, y a que algunos de los concejales acompañen los reclamos de la organización “Familias pro escuelas” ante el Ministerio de Educación provincial.
En octubre de 2019 se volvió a realizar una licitación para retomar la obra del Jardín y se prometió la construcción de una nueva escuela primaria en el mismo terreno. La noticia era alentadora pero al día de hoy no pudieron disponer de los fondos para su ejecución.
“El 30 de enero de este año el gobierno nacional giró a una cuenta de la cartera educativa de la provincia una partida de 80 millones de pesos. Los trabajos están licitados y adjudicados, pero luego vino el cambio político provincial y hoy lo que nos está faltando es la firma del gobernador Omar Perotti para que se haga efectivo el comienzo de la obra”, dijo de Oña.
Abrazo a la escuela
La situación se tornó crítica cuando en el inicio del ciclo lectivo los chicos de primer grado no pudieron comenzar las clases porque no había aulas. En ese momento la comisión hizo un abrazo a la escuela y acudió en varias oportunidades al Ministerio de Educación para hacer efectivo el reclamo. La solución encontrada por las autoridades provinciales para responder a la urgencia fue enviar dos aulas containers, pero cuando llegaron se dieron cuenta que estaban vacías y que no contaban con ningún tipo de mobiliario.
El mecanismo de reclamo se activó nuevamente y la comisión se movilizó para peticionar por el mobiliario, ya con el acompañamiento de Amsafé Rosario y de algunos concejales.
“El pedido era que se liberen los fondos que había depositado Nación para la construcción de la escuela, y al mismo tiempo que se envíe el mobiliario para paliar la situación de emergencia”, cuenta Leila de Oña.
Lo único que logró obtener la comisión fue el mobiliario para el funcionamiento de los dos containers que funcionarían en un predio alquilado lindero a la escuela. Como resultado, este año las clases comenzaron en la ciudad de Pueblo Esther una semana después que en el resto de la provincia.
Reanudación de clases
Cuando se reanuden las clases en forma presencial muchos niños y niñas tendrán que asistir a los containers. Una situación que es difícil de comprender por parte de las familias y docentes que sostienen que “con lo que se gasta en un año para mantener el alquiler del predio y las aulas containers, se podrían construir cuatro aulas”.
De Oña explicó además que el reclamo de la organización no se agota en el tema edilicio y que considera además la calidad educativa, por lo que solicitan al Ministerio de Educación de Santa Fe la creación con urgencia de los cargos docentes que aún faltan en la escuela.
“Al crecer exponencialmente la matrícula se crearon nuevos cursos, pero no se concedieron los cargos docentes necesarios para dar clases en ellos, por ejemplo de materias especiales.
Para poder tener todas las especialidades los chicos tienen que rotar, un cuatrimestre algunos grados tienen algunas y el próximo cuatrimestre las tienen los otros”, explicó.
La docente reflexionó además sobre el futuro cercano, y reconoce que con la actual crisis económica agudizada por la pandemia, muchas familias que enviaban sus hijos a la escuela privada de Arroyo Seco no podrán sostener el pago de las cuotas, como así tampoco los gastos del transporte, que es interprovincial y que no cuenta con el beneficio del medio boleto estudiantil, con lo cual la única escuela pública de la ciudad tendrá más demandas de inscripción que no podrá atender.
La docente adviertió que la población de Pueblo Esther se duplica cada diez años, por lo que cuando terminen de construir la escuela primaria por la que están luchando, ésta ya estaría completa.
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