
La ciudad con más casos de coronavirus del norte santafesino fue el centro del primer levantamiento de los 60. Terminó con un ingenio expropiado
Fuente: La Capital
En las últimas semanas, Villa Ocampo fue noticia por el coronavirus y los 15 contagiados que tiene desde que un verdulero contrajo el virus tras viajar a Chaco para comprar mercadería. Cincuenta y un años atrás, los habitantes de esa ciudad tenían otra preocupación, asumiendo un rol activo en el denominado Ocampazo, una huelga por atrasos en los salarios de los trabajadores azucareros del ingenio Arno, que derivó en un levantamiento popular.
En la localidad del noreste santafesino dicen con orgullo que ese fue el primer «azo» de 1969. Es que después llegarían el Correntinazo, Rosariazo y Cordobazo. «Había que zapatear y uno de esos zapateos fue el Ocampazo. Demostramos al país que también existíamos y que teníamos necesidades», manifestó Sergio Horacio Joffre, ex director de escuela de zonas rurales y uno de los que participó de aquella rebelión popular como un ciudadano más.
Villa Ocampo es la localidad del norte santafesino con mayor cantidad de enfermos de coronavirus. Con 15 casos, estaba en la fase 1 de la cuarentena hasta el jueves, cuando pasó a la fase 3. En esta ciudad del departamento General Obligado se gestó una rebelión a fines de los 60′ que culminó con la expropiación del ingenio Arno y aseguró la continuidad de los puestos de trabajo.
Ochenta kilómetros al sur de Villa Ocampo se encuentra Avellaneda. Allí, el reclamo de los últimos días contrastó con lo sucedido en 1969. La manifestación fue en contra de la expropiación de la empresa Vicentín.
El cupo de azúcar
«La reacción comunitaria», como definió Joffre lo sucedido en Villa Ocampo en 1969, fue consecuencia del enorme perjuicio que sufrió esa ciudad, al igual que Las Toscas y Tacuarendí, también del departamento General Obligado, a raíz de una reducción drástica del cupo de producción de azúcar.
La medida del gobierno dictatorial de Juan Carlos Onganía favorecía a los ingenios de Salta y Jujuy, en especial al ingenio Ledesma de la familia Arrieta-Blaquier. «No les importó que una medida como esa llevara a que un pueblo se caiga», dijo Joffre, antes de señalar que la empresa azucarera de Villa Ocampo contaba en ese entonces con «200 obreros estables y entre 600 y 800 en época de zafra».
En noviembre de 1968 comenzaron los reclamos por deudas salariales en el ingenio Arno de Villa Ocampo, con el riesgo además del cierre de la empresa. A partir de enero de 1969 se organizaron ollas populares, cacerolazos y una huelga de hambre. «Toda la actividad de la ciudad estaba relacionada con la caña de azúcar», precisó Joffre para entender por qué el pueblo en su conjunto, estudiantes y trabajadores, decidió formar parte de cada acto de protesta.
«Me pareció muy bien que la gente actué así en defensa de los medios (de producción) y de la fuente de trabajo. Todo eso lo vivió la gente del norte, que siempre fue muy sufrida», dijo Joffre.
El gobierno de la provincia de Santa Fe no aportaba ninguna solución y la situación se tornaba insostenible. «A Villa Ocampo vinieron dirigentes sindicales del país y había que esconderlos», recordó. Uno de ellos era Raimundo Ongaro, líder de la CGT de los Argentinos. El sacerdote tercermundista Rafael Yacuzzi, de Villa Ana, fue uno de los que se puso al frente de los reclamos.
Marcha del Hambre
«Había que zapatear y uno de esos zapateos fue el Ocampazo. Demostramos al país que también existíamos y teníamos necesidad», señaló Joffre, antes de repasar lo sucedido el 11 de abril en la «Marcha del Hambre».
Ante la ausencia de una salida al conflicto, se decidió marchar a pie y recorrer los más de 400 kilómetros hasta llegar a Santa Fe. «Lo que nunca imaginamos es que no iba a esperar tanta policía en la entrada de Villa Ocampo. Habían llegado en dos colectivos», aseguró Joffre. Hoy, en ese sitio donde se inició la represión, se levanta un monumento que recuerda esta rebelión popular.
«Los primeros choques grandes fueron en la avenida San Martín en la entrada al pueblo. Los manifestantes fueron hasta allí y los e esperaba la policía. En un momento hubo tiros de la policía y del otro lado llegaron piedrazos. Nosotros estábamos allí defendiendo la fuente de trabajo y nadie dudó en participar. Al miedo lo suplió las ganas de defender lo que había que defender», planteó
La represión policial se expandió al interior de la ciudad. Hubo detenidos, liberados luego al día siguiente. Esa insurrección popular derivó en la destitución del intendente de facto de Villa Ocampo y, lo más significativo, la decisión del Estado nacional de expropiar el ingenio Arno, cuyo grupo accionario era la Compañía Industrial del Norte. Además se aseguró la continuidad de la fuente laboral de los obreros.
La industria azucarera en el norte santafesino fue perdiendo relevancia con el paso del tiempo. El ingenio Arno de Villa Ocampo fue a remate en 2016 y el único ingenio de la provincia se encuentra en Las Toscas, con un futuro incierto luego de que el gobernador Omar Perotti vetara a fin del año pasado una ley de expropiación.
«Se fue cayendo la producción de caña y después pasó lo mismo con la del algodón. Los peones que hacían trabajo manual en las chacras fueron suplidos por las maquinarias. Esto provocó un éxodo por falta de expectativas y así los chacareros terminan viviendo en villas miserias de Rosario, Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba, que están nutridas de gente del interior», describió Joffre sobre el destino de muchos habitantes de Villa Ocampo y otras localidades del norte santafesino.
A los 72 años, Joffre defiende cada hecho y rincón del norte santafesino. Hace poco participó de los 25 años de la Fiesta del Quebracho en Villa Ana, de la que fue el ideólogo. Se organiza en lo todavía queda de la estructura edilicia de La Forestal .
El ex director de escuelas de zonas rurales de Villa Ocampo, Villa Ana y Florencia entiende que es un compromiso recordar el Ocampazo y otros sucesos históricos de la región.
«Cuando yo hablo no lo hago por mí, sino representando a mi comunidad», señaló. Antes de despedirse no duda ante lo consulta de por qué el Ocampazo es un hecho poco reconocido en la historia nacional. «Es que seguimos siendo un país unitario», dijo.
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