
Luis Contigiani tomó la decisión de romper amarras con el socialismo, pero asegura que no se irá al peronismo. «Mi intención es seguir en el Frente Progresista, salvo que el socialismo tampoco me quiera ahí», sostiene el diputado nacional.
Contigiani adelanta que votaría a Antonio Bonfatti como candidato a gobernador y revela que está armando un nuevo espacio, del que participa Enrique Bertini, padre del joven asesinado en agosto de 2014, Mariano Bertini. «El progresismo se sacó de raíz. Creo en un progresismo más humanista, social, con una mirada más trascendente», dice, al tiempo que admite que no volvió a hablar con Miguel Lifschitz. La situación es particularísima, porque Contigiani es el único diputado nacional que tiene el espacio.
—¿Se va del Frente Progresista?
—No, nunca dije que me iba del Frente Progresista. Soy un diputado nacional electo por casi 300 mil votos, y compuesto, entre otros, por la militancia de ocho partidos políticos. Represento a ese colectivo, y éticamente corresponde actuar de esa manera. Sí decidí replantear fuertemente mi relación con el socialismo. Después del debate por el aborto las cosas están a una distancia y una diferencia importantes. Yo quiero hacerme cargo de esa diferencia. Así como yo no vengo de herencia socialista ni soy un afiliado al Partido Socialista, debo reconocer que fui secretario de Agricultura y Ganadería y ministro de la Producción de gobiernos socialistas. Pero el tema del aborto nos diferenció fuertemente, y eso me hizo reflexionar y pensar mucho en otro destino político. Lo hago sin rencor. Ellos piensan distinto, pero pido que me respeten en lo concerniente al tema del aborto y en otros temas que puedan venir. Tengo que reconstituir mi futuro político. Y eso es bueno para ellos y para mí.
—¿Eso implica que podría ir con el radicalismo?
—Tengo con sectores radicales una relación histórica muy buena. Me une mucho respeto con muchos dirigentes. En la problemática del aborto hemos coincidido con muchos radicales. Pero también hay otros espacios y partidos. Lo que me anima es poder dar una impronta propia, diferente, dentro del Frente Progresista. El progresismo se sacó de raíz. Creo en un progresismo más humanista, social, con una mirada más trascendente.
—¿Está construyendo un espacio propio?
—Estoy hablando con muchas personas de orígenes políticos diferentes. Me animan mucho algunos personajes de la sociedad civil, por ejemplo Enrique Bertini. El me sorprendió mucho y estamos recorriendo este camino juntos. También con actores sociales y representantes de sectores carenciados. Creo en una síntesis política de varias tradiciones. El actual progresismo está muy apegado a ideologías cerradas, materialistas; quiero ir por otro lugar.
—¿Usted va a ser candidato en 2019?
—Estoy abierto a comprometerme en el proceso electoral. Hay una corriente política que está naciendo que se llama Juntos. Jóvenes que están armando un movimiento político.
—¿Y si el socialismo no quiere que siga en el Frente Progresista?
—Buscaré otros aliados y haré mi esfuerzo en otro lugar, pero mi intención es hacerlo adentro del Frente Progresista.
—¿Y cómo va a hacer para coordinar posiciones con el gobierno de Santa Fe y los espacios del Frente Progresista en Diputados, atento a que se viene una agenda tremenda?
—Soy un legislador del Frente Progresista, incluido el socialismo. Salvo que no me quieran más tampoco en el Frente. Tengo que estar abierto a todo. Tendríamos que dialogar, atento a los temas que vienen.
—¿Se volvió a encontrar con Lifschitz después de las elecciones?
—No.
—¿Lo defraudó Lifschitz?
—No. Yo asumo esto como una opción entre costos. Dudo del político que hace otra cosa. Yo pensé que podía cohabitar con el socialismo teniendo algunas diferencias. No me siento defraudado por nadie, me hago cargo de las diferencias.
—Muchos creen que se va al peronismo, con Alejandra Rodenas.
—No, no es así. El aporte tiene que ver con mi historia personal, con la coherencia. Al peronismo lo respeto mucho; al doctrinario, humanista, social, cristiano, que defiende la producción y el desarrollo. Pero eso no implica que sea parte del peronismo, porque no hace a mi historia. No soy parte del peronismo, no vengo de ahí. Vengo de los movimientos cooperativos, de la producción, de (Raúl) Alfonsín, del humanismo. Trataré de hacerme fuerte en esa identidad y, a partir de ahí, acordar con otros sectores.
—¿Votaría a Bonfatti como candidato a gobernador?
—Sí, por supuesto.
—¿Bertini podría ser candidato a intendente o a concejal?
—Me anima mucho. Aún no lo hablé en estos términos. Convirtió su historia en algo para dar, para brindar. Tiene una mirada integral del hombre, y una búsqueda en el tema seguridad. Le puede aportar mucho a la política.
—Al inicio del gobierno nacional, usted fue el más crítico de las políticas macristas. Y también el que sembraba más dudas sobre el futuro. ¿Se cumplió la profecía?
—Como ministro dije que la apertura complicaría al modelo económico. Y la cuenta de capital y el déficit. Había una receta monetarista alejada de la producción. Y las inversiones especulativas. Yo le dije al presidente que con brotes verdes no alcanza para construir un país. Había que mirar el mercado interno, el consumo. Los tarifazos, la caída del salario, son cosas negativas. Se generó una burbuja financiera cada vez más tramposa, y hoy estamos muy complicados. Pero hoy quiero que salgan de la crisis. Hay mucha gente que puede sufrir mucho más si se profundiza la crisis. Y hay un vacío político como respuesta. La Argentina no está preparada para una salida ordenada. Pero para salir de la crisis tienen que cambiar.
—Pareciera que hay un cogobierno del FMI. Antes de implementar medidas la tienen que consultar a Lagarde.
—Estoy de acuerdo con esa mirada. La macroeconomía argentina está gobernada por el FMI. Fíjese lo que le pasa a Caputo. No puede intervenir por recomendación del FMI, que le ordenó dejar flotar el dólar. La economía está en piloto automático. Perdió autonomía.
Fuente: Diario La capital
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