El titular del Colegio de Arquitectos afirma que esa área lleva décadas de olvido pero rescata proyectos como el del ex Batallón 121.
Con sus más de 160 mil habitantes, el sur es uno de los distritos más populosos de Rosario. Tiene una rica historia que aún asoma en sus barrios y en sus bordes costeros guarda, medio escondidos, los paisajes más bellos. Sin embargo, pese a no concentrar los peores índices de pobreza de la ciudad, la zona ostenta un “olvido histórico” en materia de desarrollo y carga con más de un prejuicio. En palabras del titular del Colegio de Arquitectos de Santa Fe, Edgardo Bagnasco, toda el área “está estigmatizada y eso le pesa a la gente e incide en los inversores”. Sin embargo, las cosas parecen empezar lentamente a cambiar, básicamente por impulso estatal, gracias a obras y proyectos que apuntan a una transformación. Bagnasco cita el casino, la nueva estación de trenes, el futuro Hospital Regional y, sobre todo, el emprendimiento en el ex Batallón 121, paradójicamente frenado por una cautelar interpuesta por los vecinos.
Ese polo de desarrollo, con sus múltiples facetas; el aprovechamiento a pleno del parque Regional Sur, hoy subutilizado, y la puesta en valor del borde costero de la zona constituyen potenciales de alto valor urbanístico. Un desafío a la imaginación.
—El sur de la ciudad se autopercibe olvidado. ¿Cómo lo ve usted?
—Efectivamente, la falta de desarrollo en zona sur es un fenómeno histórico, que lleva décadas. En la época del Swift tuvo una etapa de esplendor, allí vivían las familias acomodadas ligadas al gerenciamiento del frigorífico.
—Aún quedan casonas en pie…
—Claro, algunas muy deterioradas. Pero con la llegada de la peste mucha gente se fue, se mudó al centro y a Fisherton, y desde entonces, décadas del 20, 30, el sur pasó largos años de olvido, con escasas y aisladas inversiones.
—Casi un siglo.
—Sí. Ocurre que la inversión inmobiliaria busca nichos de riqueza donde la gente quiere vivir: los sectores de alta renta. Y como el sur todavía no genera expectativa para esos sectores, sólo ha habido algunos emprendimientos de vivienda social, algunos de los cuales se ven desde la costa, pero nada más. Y en este último período surgen otros fenómenos como el casino, la nueva estación de trenes, el Hospital Regional Sur, el barrio en el ex Batallón 121, el parque Sur… Entonces, se puede decir que van apareciendo lentamente algunas cosas que indican un posible desarrollo y jerarquización para ese sector de la ciudad.
—Todos proyectos estatales o impulsados por el Estado…
—En realidad el Estado siempre tiene un rol de promotor de determinadas áreas, salvo aquellas a las que la especulación inmobiliaria ve como muy apetecibles.
—Y por la estructura propia del sur, recordando que también tiene río, ¿imagina que puede devenir objeto de deseo para esa alta renta y la especulación inmobiliaria, replicando el estilo Puerto Norte, o piensa más en urbanizaciones de tipo social?
—Siempre ocurre que el Estado hace inversiones, desarrolla, y el sector inmobiliario después lo aprovecha. La tierra urbana, a diferencia de todas las mercancías, vale por lo que tiene afuera, no adentro. Vos tenés una corbata y vale por ser de seda natural o estar cosida a mano; tenés un campo y vale por su fertilidad. Pero la tierra urbana más cara del mundo es la de Nueva York, que abajo es piedra: vale por la localización, lo que hay alrededor, la infraestructura, si está cerca de los cines y del centro. La zona sur aún carece de esos atributos y lo que tiene afuera es pobre. Entonces, hasta que eso no se modifique el sector inmobiliario no lo va a tomar, salvo que algún inversor vea un nicho de posibilidades en algún borde costero con alta renta del ambiente.
—¿Por el paisaje?
—Claro, si ve un nicho ahí, que podría ser un poco contradictorio con la actividad portuaria de la zona, se podría producir un desarrollo inmobiliario para sectores de alta o media renta. En el caso de la media renta, el país aún tiene un problema: no hay financiamiento. En Estados Unidos el sector medio accede a una casa por crédito, la paga toda su vida, pero en Argentina la vivienda, salvo la de tipo social, se paga al contado. Entonces queda sólo la alta renta y no sé si hoy la zona sur es atractiva para un inversor.
—¿Apareció algún interés?
—Del sector privado no conozco.
—O sea que por ahora, en la mejor perspectiva, el sur puede aspirar a desarrollos de vivienda social o para sectores medios, siempre impulsados por el Estado.
—Sí, como los del ex Batallón 121, que se presenta como un proyecto para sectores medios y que surgió de un concurso hecho por el Colegio de Arquitectos. De todas formas, paradójicamente los vecinos lo resisten porque rechazan la idea de que se levanten viviendas sociales, con el fantasma de que las van a habitar familias procedentes de las villas, cuando en realidad están pensadas para sectores medios sin acceso a la vivienda.
—¿Le parece interesante ese proyecto globalmente?
—Muy interesante, porque también va a tener otros desarrollos, área tecnológica, de cultura, de recreación, de salud… Es muy probable que esos emprendimientos empiecen a valorizar el área circundante, que aparezcan más inversiones, que haya corrimientos de población, ya sea por gente que ve el lugar como atractivo y se va a vivir ahí, o por gente que vende su vivienda al ver que el lugar está pasando a ser de alta renta y se muda a otra zona más barata para hacer una diferencia.
—O sea que, del sur, el ex predio del Batallón es al que usted apuesta más fichas.
—Sí, lo veo muy interesante por la escala que tiene, también. El apeadero es más coyuntural, porque entiendo que el tren deberá llegar al centro, como en todas las ciudades importantes del mundo.
—¿Cuáles son las mayores debilidades y fortalezas que le ve al sur?
—Su mayor debilidad es el prejuicio con que carga por cosas como las que hablábamos, como la inseguridad o la pobreza. Está como estigmatizada, y eso le pesa a la gente e incide en los inversores.
—¿Se puede revertir?
—El Estado es el actor principal y debe revertirlo con muchos 121, emprendimientos no sólo de vivienda, sino culturales, de desarrollo, en distintos barrios. Por ejemplo, usar la vieja planta del Swift para alguna actividad comercial y recreativa, explotar más el parque Sur….
—Con sus cascadas y barrancas, el mejor paisaje de la ciudad…
—Un hermoso lugar con las mejores perspectivas, pero que todavía es un yuyal del que se usa un pedacito. Está pensado a escala regional, a escala metropolitana, pero eso está en veremos.
FUENTE:LA CAPITAL
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